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Es evidente que el mundo está cambiando a gran velocidad y las premisas que hasta hace poco parecían inamovibles, se ven modificadas por el imparable progreso tecnológico y las cambiantes necesidades de la sociedad en general y los nuevos inversores en particular.

Y el sector inmobiliario no es inmune a esta evolución si quiere ofrecer una respuesta adecuada a los nuevos retos sociales, medioambientales y demográficos.

Derribando las barreras de entrada

El sector inmobiliario lleva décadas definiéndose como un valor seguro para los inversores. El casi constante incremento de precios lo caracteriza como una oportunidad para obtener una buena rentabilidad en el medio y largo plazo.

Sin embargo, los elevados costes necesarios para la adquisición de un inmueble hacen que se trate de una opción al alcance un número reducido de inversores, concentrándose habitualmente en grandes operadores nacionales e internacionales.

El modelo Zertum permite reducir drásticamente el coste al basarse en la adquisición de participaciones de la sociedad promotora de cada proyecto, y ofrece la oportunidad de decidir cuánto se quiere invertir en cada uno.

Esta flexibilidad hace que no sea necesario solicitar préstamos bancarios, adaptándose la inversión a las circunstancias de cada ahorrador.

Además, no tiene impuestos directos a la entrada, como el IVA o ITP que debe soportar el inversor inmobiliario tradicional al adquirir una vivienda, ascendiendo según el caso hasta el 10%. Así como, tampoco tiene gastos notariales, registrales o de intermediación.

Esto no solo supone un evidente ahorro, también simplifica de forma drástica el proceso de inversión, facilitándolo para todo tipo de perfiles.

Acercando la rentabilidad

El modelo de inversión basado en el BTR (built to rent) de Zertum tiene como objetivo ofrecer una gran rentabilidad a largo plazo, evitando las situaciones especulativas que han afectado al sector inmobiliario durante los últimos años. Y esto se refleja en la forma en la que se formaliza y rentabiliza la inversión.

Cuando un inversor compra un inmueble para alquilarlo, no participa de ninguna manera en el rendimiento generado por la promoción inmobiliaria.

Esta es una de las grandes ventajas del modelo Zertum, ya que dependiendo del momento en el que el inversor se incorpore al proyecto podrá participar, en todo o en parte, de ese beneficio.

Por otra parte, los posibles riesgos se ven diluidos entre todos los inquilinos: los impagos o problemas en los elementos del inmueble no se convierten en una situación tan grave para el inversor. De hecho, incluso el coste del seguro de impago se ve reducido.

Todos estos elementos tienen un claro valor perfectamente medible, pero hay otros aspectos que deben ser tomados en cuenta: el coste de oportunidad y la eficiencia.

Mientras que en el modelo tradicional es el inversor el responsable directo de la gestión del inmueble arrendado, así como, de la participación en las comunidades de propietarios, con Zertum la gestión es 100% profesional y su coste es asumido por la propia Sociedad.

No existe una comunidad de propietarios y, por tanto, son los propios socios de la Sociedad los que determinan en todo caso cuál es el futuro del inmueble.

Y esto es algo que funciona de manera transparente para todos los socios inversores, que reciben información periódica sobre el estado de gestión de todos los aspectos del proyecto acompañados de la situación económico-financiera de la sociedad. Asimismo, son informados sobre cualquier otro hecho relevante ocurrido durante cada periodo de reporte. De esta forma, se facilita la toma de decisiones por parte de la Junta General, donde todos los socios inversores participan con voz y voto.

Otra gran diferencia es la facilidad que tienen los inversores de Zertum para vender sus participaciones en cualquier momento, teniendo como únicos condicionantes (en el caso de venta a un tercero) la obligación de información previa a la sociedad y el derecho preferente de compra por parte del resto de socios.

Frente a esto, el inversor tradicional siempre deberá tener en cuenta el estado de ocupación y contratación del inmueble, debiendo respetar las garantías legales de sus inquilinos.

A todas estas ventajas se añade el Compromiso Zertum, que garantiza una rentabilidad concreta si el inversor decide abandonar la sociedad dentro del periodo fijado en el momento de formalización de la inversión.

Por ejemplo, durante la ventana de inversión para el Proyecto MálagaRío (marzo – mayo 2023), los inversores obtienen el compromiso de Zertum de poder venderles opcionalmente sus participaciones a los dos años y medio, obteniendo una rentabilidad del 7,20% anual.

Más participación, mejor tecnología

Si bien es cierto que los inversores inmobiliarios tradicionales tienen total autonomía como único propietario del inmueble individual (en el caso de viviendas ubicadas en edificios residenciales las decisiones generales sobre el edificio dependerán de los acuerdos adoptados por las comunidades de vecinos), el modelo Zertum tiene como objetivo crear una auténtica comunidad de inversores.

Este concepto, más allá de promover la participación, pretende ampliar la cultura financiera a todo tipo de ahorradores al permitirles acceder al sector inmobiliario con el acompañamiento de profesionales con gran experiencia.

En este sentido, la tecnología tiene un papel crucial permitiendo la formalización de la inversión mediante una plataforma de firma digital homologada por el Banco de España y la FMNT, agilizando las comunicaciones y permitiendo que la toma de decisiones en la Junta General de Socios se puede realizar físicamente o mediante voto telepresencial.

Al final, todo se trata de simplificar los procesos, facilitar la implicación de los inversores y permitirles participar en proyectos que pretenden transformar las ciudades con criterios sostenibles.